E U.- El Super Bowl 50 tiene a dos protagonistas de particulares características que rara vez coinciden en esta instancia. Se trata, además de un duelo poco usual, sobre todo teniendo en cuenta el patrón imperante en la Liga en las últimas décadas.
Más allá de que los equipos de Carolina y Denver representen a lo mejor del futbol americano profesional, al menos en marca de victorias, los quarterbacks de ambos equipos sobresalen individualmente por encima de los logros de sus escuadras.
El abismo generacional de trece años que separa a uno de otro hace que ambos sean hijos de sus respectivas épocas y un fiel reflejo de cómo ha cambiado la NFL en el período que media entre ambos. Se trata del relato clásico de juventud contra experiencia; de alguien que tiene todo por ganar, contra alguien que ya lo ganó todo, pero está al final de su carrera: Newton contra Manning.
Es evidente que en este duelo Manning representa a la ortodoxa vieja guardia. Sin embargo, si en 1998 alguien hubiera pensado eso del joven recluta de los Colts no lo hubiera imaginado. Así mismo, también es poco probable que quienes lo vieron debutar hace 18 años hubieran pensado que cumpliría con creces las expectativas depositadas en él y mucho menos que llegado el momento de su retiro tuviera la oportunidad de hacerlo alzando el trofeo Vince Lombardi.
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